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La Decisión

La decisión nace en el momento en que salimos de la duda, esto es de la no-vida, del mental que nos impide avanzar y tomar caminos que nos lleven a experimentar la vida, a expresar lo que debe ser expresado, más allá de resultados, de esperanzas, de miedos, de futuros, lo importante no es acertar, sino caminar.

El que se moja para cruzar el río sendeavorlaunch_brownabe de temperaturas y de sensaciones, de corrientes y remolinos, pero el que no se acaba de decidir por el río o por el puente, se queda en un estado de letargo en dónde el miedo le succiona la energía vital y el muro de dudas le oscurece la vista. Mientras haya acción de vida no habrá equivocación posible, será la experiencia y lo aprendido lo que acumulará nuestro Ser. En el desierto de lo experiencial lo bueno y lo malo, el éxito y el fracaso, lo mejor y lo peor, son simples espejismos que por un momento nos pueden confundir pero que en cuanto levantamos los ojos se desvanecen como humo.

Con la decisión se despliega el Uno, el principio, la fuerza creadora con todo su potencial vibrante y realizador, a partir de ese momento tomamos partido y las posibilidades se expanden, todo se dilata. La decisión consciente es una fuerza que activa la fuerza en el ser humano, que la moviliza y la pone en acción generando una energía poderosa capaz de cualquier cosa.

El acto de avanzar hacia una dirección pone en marcha los mecanismos de cambio, comunicando con nuevas estructuras energéticas y por lo tanto con aspectos de vida nuevos.

Se dice que es el Creador el que decide experienciar su propia creación a través de sus criaturas, eso nos muestra que el acto de decidir es un acto creador y que forma parte de nuestra naturaleza más espiritual.

El Divino Niño

Si hay algo que nos puede hacer despertar y abrir nuestro duro corazón, eso son los niños y su luz primera que asoma por el rabillo de sus ojos desde IMG_7131el primer momento en que fijamos nuestra mirada en ellos, y entonces la luz se puede reconocer a sí misma, es un retorno a la pureza y belleza de la creación sin intermediarios.

La razón esencial por la que no somos capaces de tomar decisiones en nuestra vida para realmente hacerla más completa, intensa y comprometida desde el disfrute y reconocimiento de la creación, es porque hemos olvidado la infancia y los que la portan.

La vida en su clamor total de orden divino que asoma por cada célula de cada ser que viene a este planeta bendito y que es acogido o no por la vida encarnada y olvidada de su pertenencia al Divino. Un olvido que puede ser transitorio si decidimos buscar, batallar, explorar hasta reencontrar ese Divino Niño que habita en cada ser y que podemos reconocer latente en cada humano universal en esta manifestación.

Ese orden perfecto que vibra en cada niño necesita ser acompañado y reconocido por el mismo y por aquellos que han sido designados para acogerle y asistirle. Pero es imposible reconocer nada que no este antes dentro de uno mismo, esta es una clave importante de vida, por ello que puede ser más importante que dedicarnos a la búsqueda de esa presencia del Divino Niño en nosotros. Llevándole en nuestros corazones, sabiendo que es independiente del humano y que pertenece a los planos sutiles, y que sólo estos niños tendrán acceso a lo universal del Padre.

Para nacer como niños hay que saber morir como hombres y mujeres al ego, al parecer, a todo cuanto aprisiona al Ser, a las esferas y a la materia. Reencontrando el camino de júbilo de la primera juventud, lleno de esperanza e irradiación donde todo es posible y nada esta cerrado. Entonces sí, cuidaremos, aprenderemos y reconoceremos esas creaciones de pureza divina que corren por encima de este bendito planeta azul.

Es el tiempo de decidir que presente y que futuro queremos porque ya estamos en un nuevo tiempo y podemos recrearnos y cocrear otro mundo donde el Divino Niño reinará en la Eternidad.

Meditación

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La Meditación es una práctica tan antigua como la humanidad, ha sido utilizada por todo tipo de culturas, religiones y filosofías, encontrando en ella y en sus innumerables formas y métodos, estados de consciencia diferentes al estado normal de vigilia del ser humano. Con fines y búsquedas también dispares, pero casi siempre buscando ampliar el espectro de percepción y por lo tanto de reconocimiento de la realidad.

Esa realidad que el hombre es capaz de consciencializar como cuerpo consciente de este planeta Tierra. En la meditación utilizamos la energía de consciencia, energía universal que emana de la creación y que el hombre vehicula; a través de esta reconocemos lo que somos, como microcosmos pertenecientes al orden universal.

Meditar es escuchar, silenciar y observar, esto nos abre al reconocimiento de nuestros diferentes cuerpos, su acción y su relación entre ellos y todo en tiempo presente.

Cuanto más ampliamos este reconocimiento sobre nosotros mismos, más nos abrimos a la totalidad, pues la esencia que habita en el ser humano es la que le religa a una pertenencia universal y eterna. Esa vuelta a casa que religiosos, místicos, hombres y mujeres en busca de evolución iniciaron e inician continuamente en el tiempo, subiendo a ese tiempo vertical que nos da la apertura a los planos sutiles.

Con la meditación descubrimos el origen de muchos de los sufrimientos e incomprensiones a los que nos hemos acostumbrado, observando los grilletes que hemos creado alrededor de nuestra expresión de vida, negándonos la libertad de ser y expresar lo que realmente somos. La acción de nuestra incansable mente y su dueño el ego, señor del castillo que hemos construido con nuestro Yo.

Para conquistar y liberar este castillo es necesario silenciar la esencia del ego, los pensamientos, creencias y estructuras mentales que sostienen tal construcción en lo profundo de nuestra mente.

Por ello la Meditación es un vaciarse para expresar, un subir para profundizar y un silenciar para escuchar.

Los beneficios de la Meditación a nivel fisiológico, han sido estudiados científicamente constatando los efectos a nivel cerebral, aumentando las ondas cerebrales Theta que en condiciones normales, sólo se alcanzan antes de dormir. Se ha constatado que aumentan los niveles de gaba, un neurotransmisor que implica menor distracción por los estímulos exteriores lo que amplifica la concentración.

También se estimula el hipotálamo, reduciendo las frecuencias cardiaca y respiratoria y la tensión arterial, aumentando la producción de serotonina, un neurotransmisor cuyo déficit esta asociado a la depresión.

Aumenta a través del sistema límbico la receptividad emocional y la visualización de imágenes, estimulando la producción de endorfinas, drogas producidas por el organismo con las que se reduce el miedo, se produce sensación de felicidad y euforia, y todo ello por un acto consciente y de libertad del ser humano.

Para el ser humano la meditación es una camino más, de búsqueda de libertad y de trascendencia, con la intuición de que somos mucho más que lo que nuestros sentidos nos informan a través de nuestro cerebro. Para descubrir esto es necesario ponerse en marcha, e iniciar un viaje sin retorno, sin esperar nada y vaciándose de todo concepto de lo divino y humano que nos distraiga de la experiencia pura de la Realidad.