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«Como es arriba es abajo»

La concepción que tenemos de lo que es la vida se expande exponencialmente con cada descubrimiento que la ciencia nos aporta. Ahora sabemos que algunos microorganismos son capaces de vivir en condiciones límites, como por ejemplo los termófilos que se encuentralaniakean en lugares con temperaturas desde 113º centígrados hasta 50º bajo cero, dentro de este nuevo reino los hay que sobreviven sin necesidad de luz en el interior de la corteza terrestre a 5000 metros de profundidad en las hendiduras de la corteza basáltica. Con esta nueva visión de las capacidades de adaptación de la vida, las probabilidades de encontrar ésta en el universo se multiplican.

Como humanos conscientes vamos revelando las piezas que forman este puzzle que es la creación, probablemente si no es ya un hecho, empezaremos a descubrir organismos si es que se puede utilizar este término a nivel cósmico. Quizá algún día se puedan considerar por ejemplo los sistemas solares como tales, cuyos planetas, satélites y demás elementos formen una especie de superorganismo con sus órganos y leyes, orbitando al centro galáctico, eje de gravedad e información vibratoria.

Ahora también conocemos el supercúmulo galáctico del que como Vía Láctea formamos parte y al que han llamado Laniakea y del que por el momento parecen las estructuras más grandes del universo.

Esta es una frontera que vamos abriendo poco a poco, la idea de pertenecer a un sistema solar nos abre la visión a una pertenencia universal, vamos redescubriendo este superorganismo al que pertenecemos a través de los elementos-órganos que lo forman, planetas, satélites  e incorporando estos en nuestra concepción de lo que somos en relación a lo grande y a lo pequeño y en intercomunicación con otros superorganismos.

¿Qué pasa cuándo la hoja comprende que pertenece a la rama y ésta al árbol y este al bosque y este al pueblo y este al país y este al continente y este al planeta y así hasta el infinito? ¿Sería la vida un darse cuenta cada vez de una forma más amplia y consciente hasta llegar a abarcar el todo?

Para llegar a integrar toda esta realidad que el hombre es capaz de consciencializar nuestro cerebro tendrá que dar un salto evolutivo importante, esto probablemente sea un hecho en el momento en que como humanos empecemos a viajar por el universo.

Si es que es verdad que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, ¿seremos dioses embarcados en el descubrimiento de nosotros mismos?.

Si en cada parte tenemos la información del todo como un holograma, nos damos cuenta que los patrones básicos de organización de la vida se repiten en todas las escalas, esto también nos confirma la idea de que cuando profundizamos lo suficiente en cualquier elemento vivo (sobre todo uno mismo) podemos conocer todo lo demás.

A + conocimiento + consciencia + libertad + poder + capacidad de acción y por lo tanto posibilidad de cambiar y de crear. ¿Y cuál es la cualidad inherente a lo divino si no es la de Creador?.

Doble Pertenencia

Somos seres duales desde la primera vez que encarnamos en los mundos manifestados, en armonía con el núcleo del planeta en donde lo hacemos y revistiendo un cuerpo físico nacido y adecuado al lugar donde pasaremos por las experiencias de vida que nos comet-isonpermitirán trasmutar nuestro karma, enriquecer nuestra alma y la consciencia colectiva.

Duales, porque somos espíritus encarnados pertenecientes a dos espacios muy diferentes pero complementarios que nos permiten manifestar vida y encarnar el diseño universal. Por un lado, como humanos somos el cuerpo consciente del planeta y es este el que nos concede un tiempo limitado de vida, aparte de los elementos necesarios para experienciar aquello que hemos decidido junto con la parte proporcional que nos corresponde del karma planetario. Por otro lado hay una parte no visible en nosotros que es atraída hacía espacios universales de consciencia donde no existe la forma, el peso ni el nombre, donde nos convertimos en exploradores de los espacios sutiles y donde la luz de consciencia se expande sin límites bañando el todo.

La meditación nos permite revelar la complementariedad de estas dos realidades del ser humano aceptando la dualidad para entrar en la unidad. Donde el cuerpo no esta separado del espíritu y la evolución en un tiempo vertical se produce porque nos enraizamos plenamente en el núcleo sólido de la tierra, creando un puente de alianza entre la tierra y el cielo, entre la materia y el espíritu, expresando la totalidad de lo que Es.

Este acto de reunificación que es la meditación nos va a dar los puntos de referencia perceptivos sobre la realidad con mayúsculas, fuera de la distorsión dual de la mente clasificadora y castradora de todo aquello a lo que no puede nombrar o controlar. Impidiéndonos experimentar el gozo de ser con el total de lo que somos sin identificaciones parciales que sólo nos pueden llevar al sufrimiento inconsciente de falsas creencias.

Es tiempo de transmutar y sutilizar la materia revirtiendo la escala de valores que nos ha llevado hasta estos momentos críticos y poner cada elemento constitutivo de la realidad en su justo lugar, ni más ni menos que respetar el orden de lo creado. Entendiendo que es el espíritu el que anima la materia y nunca al revés, porque el exceso de materia asfixia al espíritu, cortándole las alas de su evolución y encerrándole en la jaula de la opacidad inerte de la materia.

Este es el famoso despertar al que nos exponemos, reencontrar nuestro papel en este diseño de la creación, reconociendo lo de arriba y lo de abajo respetando su lugar sin violar las leyes naturales.

Es hora de ser actores conscientes y comprometidos fuera de los miedos y las dudas que nos atan a la inacción y por lo tanto a la no-vida, es hora de sacudirse el polvo de la inconsciencia y del pasado que ya no es, encarnando un tiempo presente repleto de vida y de posibilidades aún no imaginadas esperando ser reveladas.