Si sabemos mirar a nuestro interior y a la naturaleza que nos rodea nos encontraremos con un orden intrínseco que la mayoría de las veces escapa a la mirada dual y condicionada de nuestra mente. Encontrar la mirada que revela lo que se esconde detrás de las apariencias necesita de entrenamiento y ascesis.
Vigilancia sobre el soporte que damos a lo que consciencializamos a través de nuestros ojos externos e internos y que nos va a dar una interpretación de la realidad en base al nivel de consciencia, inconsciencia o anti-consciencia que le demos. Por esto es que el cristal que interponemos entre la realidad y nosotros es el que va a teñir lo que percibimos de una forma evidente. A mayor nivel de consciencia, mayor porción de realidad y mayor será el abanico perceptual. A mayor silencio interior, mayor objetividad y ecuanimidad, a mayor presencia, mayor recepción vibratoria real y así podíamos seguir dependiendo del que escriba estas palabras y su nivel de penetración, percepción.
Vislumbrar este Orden nos abre de inmediato al asombro, asombro de la maravilla de la que formamos parte como seres humanos conscientes en este Universo plagado de belleza y engendrado de amor. Este asombro es el que mueve al ser a querer indagar, profundizar, tocar el universo que le circunda y revelar sus secretos, convertido en el explorador de la creación revelándose a la vez como criatura y creador despertando a una realidad mayor.
El camino de la consciencia nos espera ahora más que nunca para ser recorrido por una humanidad sedienta de respuestas, de justicia y de unidad. Y para ello es necesario cambiar la mirada sobre el mundo y sobre nosotros mismos, elevando la vibración de nuestra consciencia ampliando el campo perceptual en el que nos movemos. Abriendo nuestro campo de visión 360 grados entendiendo el mundo de interdependencias que nos toca vivir y la influencia de cada acto, pensamiento, palabras y elecciones en lo que vivimos y aún más importante en como lo vivimos.
Porque la vivencia es lo que nutre el polo de la muerte o de la vida a cada instante, inclinando nuestra balanza personal y colectiva hacia la evolución y el aprendizaje o el sufrimiento y la negación.
Posiblemente para eso sirven las crisis y acontecimientos dolorosos de todo tipo que vivimos en estos tiempos de pasaje. Hacernos participes de aprendizajes y elecciones colectivas que colorearan nuestro futuro próximo hacia uno u otro lugar, tejiendo el destino como humanidad en un sistema solar que interpreta una sinfonía universal.
Somos seres vibratorios y resonantes con la capacidad de revelar la vida y alumbrar lo que es a cada instante, siendo soportes al orden de lo creado.
Así podemos definir a los hombres y mujeres que en estos momentos estamos poniendo las bases de un mundo diferente. Porque estamos cansados de este que ha fracasado y que ya no forma parte del presente que queremos vivir, porque tiene demasiados remiendos y agujeros negros que no dejan pasar la luz.
Ya no tiene sentido quejarse de lo que hay, ya no estamos tan enfermos, ciegos, sordos y mudos como para adaptarnos a esto que tenemos y que hemos creado entre todos, unos en forma mas activa y otros muchos dejándose hacer. Los activos están cavando su propia tumba y de paso se quieren llevar al mayor número posible de vida, como un arca de Noé invertido que nutra la muerte y la no vida. Pero ese parece su destino elegido, lo importante es que sepamos quenosotros podemos elegir otro muy diferente y apostar por la acción y el compromiso por la Vida, y que ni podemos ni debemos dejarnos arrastrar por la larga sombra de estas caricaturas oscuras de algo llamado Ser Humano.
El juego se término, ahora empieza lo bueno, todo se pone de nuestro favor para liberarnos de todo lo que hasta ahora nos limitaba nuestra capacidad de crear y construir en base a ideas y realidades universales que hacen del ser humano y de la creación que comparte con los demás reinos una autentica bendición de belleza, pureza y armonía. Con el reconocimiento de aquello que anima toda existencia y que sostiene la vida de innumerables formas haciendo del universo algo multidimensional y maravilloso preñado de vida.
Cada paso consciente de construcción que realicemos en estos momentos, tendrá la semilla y el germen de la esperanza y de las infinitas posibilidades del que empieza desde cero, pero con un gran bagaje y experiencia acumulada durante milenios. En armonía con un presente que nos pide que nos reinventemos desde otro lugar, con una mirada diferente, con mayor claridad y objetividad de nuestra naturaleza real.
Llegó el momento de expresar la potencia, esto es la belleza de cada cosa que encuentre su propia integridad en relación con todo, sumando al orden de lo creado una pieza mas del puzzle que despierta al gran juego cósmico desde un escalón mayor de consciencia, sabiéndose participe de algo trascendente e imposible de definir con palabras.
Se término el esconder la sombra bajo la alfombra pensando que no nos pertenece, se término vivir como depredadores insaciables sobre un ser vivo que hemos tratado como si estuviera muerto y que ahora se sacude haciéndose cada vez mas visible y presente. Reivindicando su verdadero lugar en este organismo mayor que es el sistema solar y su proyección a nivel universal. Se término tener que ganarse la vida para vivir, cuando la vida ya estaba antes que nosotros y que tantas veces no somos capaces de identificar, lo perfecto de cada instante único, repleto de información y unido a un instante eterno.
Es el momento de dejar que el agua que nos dio la vida se deslice entre nuestros dedos y que de forma fluida y natural vaya poco a poco cogiendo la forma que ya contiene en su interior, convirtiéndonos simplemente en constructores de lo que ya es y que necesita ser reconocido y encarnado por la consciencia.
La decisión nace en el momento en que salimos de la duda, esto es de la no-vida, del mental que nos impide avanzar y tomar caminos que nos lleven a experimentar la vida, a expresar lo que debe ser expresado, más allá de resultados, de esperanzas, de miedos, de futuros, lo importante no es acertar, sino caminar.
El que se moja para cruzar el río sabe de temperaturas y de sensaciones, de corrientes y remolinos, pero el que no se acaba de decidir por el río o por el puente, se queda en un estado de letargo en dónde el miedo le succiona la energía vital y el muro de dudas le oscurece la vista. Mientras haya acción de vida no habrá equivocación posible, será la experiencia y lo aprendido lo que acumulará nuestro Ser. En el desierto de lo experiencial lo bueno y lo malo, el éxito y el fracaso, lo mejor y lo peor, son simples espejismos que por un momento nos pueden confundir pero que en cuanto levantamos los ojos se desvanecen como humo.
Con la decisión se despliega el Uno, el principio, la fuerza creadora con todo su potencial vibrante y realizador, a partir de ese momento tomamos partido y las posibilidades se expanden, todo se dilata. La decisión consciente es una fuerza que activa la fuerza en el ser humano, que la moviliza y la pone en acción generando una energía poderosa capaz de cualquier cosa.
El acto de avanzar hacia una dirección pone en marcha los mecanismos de cambio, comunicando con nuevas estructuras energéticas y por lo tanto con aspectos de vida nuevos.
Se dice que es el Creador el que decide experienciar su propia creación a través de sus criaturas, eso nos muestra que el acto de decidir es un acto creador y que forma parte de nuestra naturaleza más espiritual.