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Karmas y Marcas

Como seres humanos vamos dejando un rastro de vivencias y experiencias, de hechos y negaciones, de alegrías y tristezas, de creaciones y destrucciones, es inevitable. Formamos parte de lo manifestado-encarnado y eso supone una continua fricción con lo que Es.

Muy a menudo nuestras acciones no son conscientes y por lo tanto no caemos en la cuenta de la reacción producida por toda acción y sus consecuencias. Tarde o temprano estas consecuencias tendremos que vivirlas en primer plano, en el cuerpo, en la célula, en todo nuestro ser. El llamado karma que a veces situamos como algo muy sutil en conexión con el alma, también se expresa físicamente, a través de sensaciones, dolores, vacíos.

Nuestro cuerpo es el templo de nuestro espíritu y como tal templo está habitado de eso que somos, de aquello con lo que venimos dessolo-cuerpos-desnudos_CLAIMA20120630_0096_4de la noche de los tiempos y de aquello que hemos vivenciado, expresado, encarnado. Por ello lo espiritual no se puede vivir desde lo pensado o imaginado, lo espiritual es la realidad misma fuera de toda falsificación o distorsión. El espíritu habita toda célula, todo átomo, toda partícula, todo nuestro microcosmos y todo lo que somos.

Al llevar la consciencia a estos espacios, descubrimos engranajes, nudos, energías encerradas en un espacio tiempo, esperando ser liberadas, expresadas y reconocidas.

Al reconocer esto que nos habita permitimos su disolución y por lo tanto la liberación de tiempos que ya no son, de miedos que ya no están, de dolores encerrados en un tiempo asociados a sufrimientos y represiones. En la medida en que nos vacíamos de aquello que ya no es, lo que Es nos puede habitar y ser expresado, uniendo lo de arriba con lo de abajo, lo de fuera con lo de dentro y por fin simplemente Ser, sin trabas, sin grilletes.

Esto es un trabajo de toda una vida, bueno mejor dicho de unas cuantas de vidas, de vidas conscientes y operativas, en las que con la luz de la consciencia hemos reconocido y hemos expresado, liberando a la forma del tiempo y al espíritu de la materia.